jueves, 19 de enero de 2017

Educación sexual en Chile

             La educación sexual en Chile se institucionaliza por primera vez en los 60’ bajo el mandato de Eduardo Frei Montalva incluyendo al programa Vida Familiar y Educación Sexual para colegios públicos, el cual si bien solo tenía como objetivo la promoción de la la planificación familiar, marcaba un hito al ser un primer paso en el abordaje de la sexualidad en el sistema educativo. No obstante, este proceso se ve interrumpido durante el período de dictadura militar que afectó al país, todo el avance que respectaba a materia sexual fue censurado. Luego, en la década de los noventa, con el reciente retorno a la democracia se vuelve a incorporar una política de educación sexual desde el Ministerio de Educación, sin embargo, no obtiene el éxito debido al sector conservador del país.
            En la actualidad solamente existe un documento oficial del Ministerio de Educación llamado “Programa en Educación Sexual, Afectividad y Género”, cuyo objetivo es entregar nociones generales a los establecimientos educacionales para que cumplan con lo exigido en la ley N° 20.418, que fija normas sobre información, orientación y prestaciones en materia de regulación de la fertilidad (Salas, 2016). A partir de dicho programa, surgen 7 propuestas planes de educación sexual en 2010, a los que los colegios pueden optar libremente según su visión educativa, o bien desarrollar su propio programa. Sin embargo, dichos planes de formación no parecieran ser del todo integrales y adaptados a los tiempos de hoy en día, motivo por el cual podemos decir que la educación sexual y afectiva en Chile manifiesta una fuerte influencia conservadora en sus planes de estudio. Tras dicha premisa, este ensayo estará enfocado en visualizar sus falencias.
            En primer lugar, un factor común que todos los programas deben poseer, según el Gobierno en el 2011, aboga por la retraso del inicio de la actividad sexual. Acogiéndonos a sus palabras manifiesta que los planes deben poseer un Discurso explícito a favor de la postergación del inicio de la actividad sexual de los jóvenes hasta etapas de mayor madurez biopsicosocial. Tal enfoque está lejos de adaptarse a la realidad nacional, en la que existe una conexión de base entre la exposición a riesgos y las desigualdades sociales. Evidencia de ello, es  lo que manifiestan algunos autores, “el vínculo entre embarazo en la adolescencia y pobreza es correlacional, en este sentido, el embarazo en la adolescencia es una problemática social, por cuanto reproduce inequidades sociales importantes dentro de las estructuras poblacionales”. (Dides, Benavente, & Morán, 2008)
            Si bien la población juvenil está expuesta a riesgos, no todos lo están de la misma manera ni grado. Cualquiera sea el tipo de peligro derivado de la sexualidad y afectividad, llámese embarazo adolescente, enfermedades de transmisión sexual, violencia en las relaciones de pareja, por solo mencionar algunas, se posicionan en la sociedad chilena en los grupos de más bajos ingresos y menores niveles educacionales. Es por ello que surge la necesidad imperante de replantearse si la educación sexual y afectiva realmente debe pasar por alto la realidad estratificada socialmente en la que nos encontramos.

Bibliografía

Dides, C., Benavente, M. C., & Morán, J. M. (2008). Diagnóstico de la situación del embarazo en la adolescencia en Chile.
Salas, N. (24 de Septiembre de 2016). elmostrador. Obtenido de elmostrador: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2016/09/24/educacion-sexual-en-chile-mas-alla-de-lo-moral/